Educación Financiera

¿Cómo ser eficiente y ahorrar en un supermercado?

¿Les ha sucedido que, al momento de llegar a la caja registradora de un supermercado, sus compras superan el valor presupuestado? ¿Siente que se les va todo su dinero en un simple mercado? Si su respuesta a estas preguntas es un SÍ rotundo, este artículo le puede interesar.

Lo primero que se debe hacer es organizar una lista de necesidades básicas y otra de antojos o productos de consumo no rutinario (ejemplo: brownies, almendras, chocolates, etc…) En el artículo  «Cómo construir un presupuesto personal» se explica que se debe tener un presupuesto  para el mercado de nuestro hogar hoy veremos como aplicarlo.

Los siguientes consejos ayudarán considerablemente a cumplir esta meta:

Hacer mercado una vez al mes, máximo una vez cada 15 días 

Deben evitar al máximo las compras por impulso dentro del supermercado. Por medio de un papel o cartilla en la nevera con un lápiz o marcador borrable, se puede llevar el inventario del mercado tanto el perecedero como los granos y enlatados. Cada vez que se agote un producto es necesario registrarlo en este inventario. Este sencillo ejercicio tendrá un impacto positivo en la economía familiar. Si no llevan este tipo de registro, es posible tener el riesgo de entrar consecutivamente al supermercado y comprar productos innecesarios, afectando el bolsillo.

Es mejor  agendar un momento a la semana para ir sin afán, con el fin que se puedan concentrar. Además, cuando se tiene que comprar un producto con urgencia no les importará el precio ni tendrán tiempo de buscar una oferta o esperar a que esta llegue.

Buscar ofertas limitadas

Cuando vean un letrero en el supermercado donde anuncien rebajas, y sólo permitan adquirir un número máximo de artículos, ahí deben aprovechar. Es probable que no muy pronto vuelvan a ver esos productos a un precio similar. Cuando aparecen estas ofertas, es una señal que están vendiendo los productos al precio en que el proveedor los vendió (costo) o incluso más barato por temas de alto inventario y fecha de vencimiento.

Los supermercados o grandes superficies fijan límites por temor a que los comercios pequeños compren su inventario a precio ganga y lo revendan más caro, pero este no sería el caso, así que ¡a aprovechar!

Investigar el precio de 12 productos

Compren un pequeño cuaderno (recuerden registrarlo en su presupuesto personal como imprevisto o compra no planeada) y exploren su nevera, congelador y despensa para averiguar cuáles son los 12 productos que consumen con mayor frecuencia. Para muchas personas esta lista incluiría huevos, leche, jugo, arroz y pan.

Luego escriben el nombre de cada artículo en la parte superior de una página. Lleven este cuaderno siempre que vayan de compras, y cada vez que adquieran alguno de esos artículos, anoten el precio. También es válido anotarlo cuando vean que están de oferta esos productos. No pasará mucho tiempo para que se den cuenta cuándo ignorar las ofertas y en qué casos deben esperar a que aparezca una realmente buena. Ya sabiendo organizar sus gastos, es vital saber también detectar una oferta de un precio bueno, uno abusivo o uno “maquillado”. Es claro que un supermercado grande puede tener en venta 20.000 artículos o más, pero si pueden encontrar sólo 12 que tengan rebajas considerables se ahorrarán una suma significativa.

Obtener y verificar la tarjeta de cliente frecuente

Muchos supermercados ofrecen tarjetas de cliente frecuente para obtener puntos o descuentos espontáneos. Por lo general ya no entregan tarjetas físicas, con solo el número de cedula se puede acceder cada vez que se registre la compra en las cajas de pago. Esta puede ser una buena alternativa para seguir la búsqueda de ofertas.

Lo que los supermercados no quieren que sepas sobre la ubicación de los productos.

Mientras recorren los pasillos del supermercado, pueden observar bien los estantes o lineales de abajo y de arriba. Los distribuidores o proveedores pagan tarifas preferenciales o incentivos para que sus productos se exhiban en la zona central o zona caliente, con el fin de aumentar y facilitar la visibilidad de los compradores. ¿Adivinen quién paga finalmente este sobrecosto? Claramente nosotros los consumidores. La estrategia apunta siempre que dirijan la vista hacia delante, así que recuerden que también hay que ver para arriba y para abajo, pues los productos que están ubicados en estas zonas superiores e inferiores tal vez sean más económicos manteniendo una calidad similar.

¡Iniciemos hoy un hábito de compra inteligente!

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